quinta-feira, 17 de fevereiro de 2011

Dilma vence su primera batalla al imponer el nuevo salario mínimo de 325 dólares en Brasil

Dilma Rousseff superó con éxito este miércoles su primera gran batalla parlamentaria desde que asumió la Presidencia brasileña hace un mes y medio, al conseguir que la Cámara de los Diputados concediera luz verde al salario mínimo de 545 reales (unos 325 dólares o 240 euros) para este mismo año. El nuevo valor representa una subida cercana al 7% respecto a 2010, aunque es inferior a la cantidad que reclamaban la oposición y los sindicatos.
El reajuste planteado por el Gobierno y respaldado en la Cámara Baja tiene en cuenta la inflación anual más la expansión del Producto Interior Bruto (PIB) en los dos años anteriores. De este modo, para 2012 el salario mínimo podría alcanzar los 616 reales (369 dólares o 271 euros al cambio actual), según las proyecciones del Ministerio de Hacienda.
La alteración, sin carácter retroactivo para el pasado enero, se prolongará al menos hasta 2015 si cuenta con el beneplácito del Senado en una sesión que previsiblemente tendrá lugar el próximo miércoles. En caso de modificaciones, la propuesta regresará a la Cámara de los Diputados para someterse a una nueva votación.

Cohesión 'dilmista'

Aunque esperado, el triunfo de la bancada 'dilmista' sólo se produjo tras11 horas de deliberaciones debido a la sucesión de obstáculos que debía superar el Ejecutivo. El primero, la aprobación de los citados 545 reales, salió adelante sin apenas complicaciones en una votación simbólica realizada por los líderes de los partidos. El único rechazo llegó de la mano del izquierdista Partido Socialismo y Libertad (PSOL).
A continuación, otras dos votaciones pusieron a prueba la cohesión de la coalición gubernamental, integrada por el Partido de los Trabajadores (PT) y otras 10 formaciones.
El bloque consiguió tumbar la propuesta de 600 reales llevada hasta el Congreso por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y prometida durante la pasada campaña presidencial por su entonces candidato, el ex gobernador paulista José Serra. Los 106 votos a favor de la iniciativa fueron barridos por los 376 en contra, con siete abstenciones.
Idéntica suerte corrió el reajuste del salario mínimo hasta los 560 realesplanteado por el partido opositor Democratas (DEM) y respaldado por los sindicatos. La cifra, superior a la del Gobierno por apenas 15 reales, quedó también rechazada al cosechar 120 'síes' frente a 361 'noes'.

Gastos bajo control

Si bien la diferencia entre los valores apoyados por Dilma y por los sindicatos parece escasa, el entorno de la presidenta justifica su reticencia a llegar más allá de los 545 reales por la necesidad de mantener bajo control las cuentas públicas.
De acuerdo con el Ejecutivo, cada real incrementado conlleva un impacto de 300 millones de reales (180 millones de dólares), por lo que aprobar un nuevo salario mínimo de 600 reales supondría al Estado un gasto de 16.500 millones de reales (9.880 millones de dólares).
"Desde el punto de vista fiscal, no estamos en condiciones de aumentar los gastos", advirtió la víspera el ministro de Hacienda, Guido Mantega. "Es importante implantar una política de largo plazo. Lo que proponemos es la garantía de que el salario mínimo tendrá una corrección cada año".
En la actualidad reciben el salario mínimo cerca de 48 millones de brasileños, incluidos 18 millones de jubilados. A la espera de que el Senado adopte una decisión definitiva, la cifra establecida provisionalmente para esa cuarta parte de la población es de 540 reales, cinco por debajo de la cantidad que deberá entrar en vigor cuando Dilma estampe su firma en el texto. El Mundo