(CNN) — El papa Benedicto XVI defendió a la religión de las críticas al consagrar la Sagrada Familia, una construcción que no ha sido concluida, y que es emblema de la ciudad española de Barcelona.
"Tenemos una gran tarea ante nosotros: mostrar a todo el mundo que Dios es un Dios de paz y no de violencia, de libertad y no de coerción, de armonía y no de discordia", dijo.
Benedicto aseguró que se oponía a lo que considera un secularismo creciente en el mundo: "Considero que la consagración de la iglesia de la Sagrada Familia es un evento de gran importancia, en un tiempo en el que el hombre asegura que es capaz de construir su vida sin Dios, como si Dios no tuviera nada que ver con él".
También defendió a la familia tradicional, luego de que el gobierno socialista español legalizara los matrimonios del mismo sexo.
"El amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el contexto efectivo y la fundación de la gestación de la vida humana, nacimiento, crecimiento y fin natural", sostuvo.
Los reyes españoles, Juan Carlos y Sofía estaban en la iglesiacuando el papa derramó aceite sobre el altar y lo frotó con la mano.
Estaba rodeado de cuatro filas de sacerdotes vestidos de blanco que usaban una mitra con la misma forma que el tocado del papa.
Benedicto XVI oró por Antoni Gaudí quien, al diseñar la iglesia, "superó la división entre la conciencia humana y la conciencia cristiana, entre los que viven en el mundo temporal y quienes se en encuentran en la vida eterna".
"Gaudí no hizo esto con palabras sino con piedras, líneas, planos y puntos. Ciertamente, la belleza es una de las mayores necesidades de la humanidad", aseguró Benedicto XVI en español.
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