quinta-feira, 18 de novembro de 2010

El jefe del Ejército boliviano sella un pacto ideológico con Evo Morales

La oposición en Bolivia está que arde por los votos de obediencia ideológica que prestó el comandante del Ejército al presidente Evo Morales y a su proyecto de instituir el socialismo en el país andino.
En un acto celebrado en el Colegio Militar de Irpaví con motivo del Bicentenario, el general Antonio Cueto anunció que las Fuerzas Armadas “son socialistas, comunitarias, anti-imperialistas y anticapitalistas”, sin que ninguno de esos principios estén inscritos en la Constitución Nacional ni en los códigos de las instituciones castrenses. Pero si que aparecen como objetivos cardinales –pero de la sociedad civil- en el acta fundacional del Movimiento Al Socialismo (MAS) que lidera Morales.
En el momento en que la arenga de Cueto trascendió los muros del cuartel, tres ex comandantes suscribieron una carta pidiendo que el general pase a retiro obligatorio, por “comprometer a una institución que está por encima de las divisiones partidarias con una ideología determinada”.
El ex jefe de estado mayor, Alvina Anaya, acusó a Cueto de poner a los soldados al servicio del MAS y “de un proyecto sectario que es rechazado por un sector importante de la sociedad”. Su colega, el ex jefe del Ejército y actual senador opositor, Marcelo Atezana, señaló que incluso la Carta Magna, de la pluma y letra de Morales, no permite al Ejército adoptar una posición partidaria. “Me imagino que las expresiones de Cueto responden a una consigna personal, ya que el único compromiso que tienen los soldados es con la patria, sin otra bandera que la de Bolivia”, afirmó el ex militar.
El romance entre Evo Morales y la cúpula militar es de larga data. El mismo día en que asumió la presidencia, en el 2006, el líder indígena comenzó a cortejar a los oficiales que por entonces le tenían una cerril desconfianza. Los uniformados creían que Evo intentaría socavar el poderío (bien relativo) de las fuerzas armadas y promover a los suyos en la escala jerárquica.
Ocurrió todo lo contrario. Morales involucró a los militares en el proceso de nacionalización de los hidrocarburos, envió a los Ponchos Rojos (la milicia del MAS) a los cuarteles para que aprendieran el paso de ganso y se puso él mismo como ejemplo de los valores que inculca el servicio militar.
“En el cuartel aprendí a defender la patria y a conocer las virtudes de la disciplina y de la camaradería”, expresó el por entonces novel presidente cuando llegó al Palacio Quemado.
Morales se opuso a incorporar en la nueva constitución, las figura de objeción de conciencia o la prestación de un servicio civil voluntario en vez de la conscripción militar. El presidente comienza la semana reuniéndose con el alto mando y no es poco lo que aquellos han obtenido de esos encuentros. Sirva de ejemplo el préstamo que Evo consiguió de Rusia para renovar el obsoleto arsenal boliviano. O su falta de entusiasmo por investigar la represión militar bajo las diferentes dictadura que tuvo el país.
La perseverancia del ex cocalero dio sus primeros frutos durante la conferencia ecológica que tuvo lugar a principios de año en Cochabamba, donde Antonio Cueto, recién condecorado por sus méritos, declaró que el capitalismo “destruye a la Pachamama (la Madre Tierra)”. Poco más tarde Evo Morales comenzó a saludar a los guardias de palacio con un “Patria o Muerte” a los que ellos responden con un sonoro “venceremos”, completando la consigna histórica de los revolucionarios latinoamericanos.
Volviendo al presente, el diputado del opositor Movimiento de los Sin Miedo (MSM) señaló que “no es función del Ejército declararse partidario de una ideología, venga de donde venga”.
El vicepresidente Álvaro García Linera echo mano a su proverbial dominio de la dialéctica para defender al polémico general. “No olvidemos que las Fuerzas Armadas nacieron enfrentado a un imperio (el español). Entonces lo que hacen los comandantes es manifestar su carácter anti-imperialista y reafirmar su compromiso con al sociedad”, aclaró García Linera. Huelga decir que ni los citados ex comandantes ni la oposición parlamentaria se dio por satisfecha con semejante explicación.
El Mundo