quarta-feira, 10 de novembro de 2010

La violencia de los barras bravas se cobra una nueva víctima

A una semana de la disputa del partido de fútbol más importante del fútbol uruguayo, el deporte más popular del país se cobró otra víctima mortal, en este caso en el marco de la vieja divisional C, hoy llamada Segunda Divisional Amateur.
El partido se disputó el fin de semana, cuando Oriental y Villa Teresadisputaban su juego en el campo de juego del primero, en la ciudad metropolitana de La Paz, suburbios de la capital Montevideo. El cotejo transcurrió en forma normal –con algo más de 100 espectadores en las tribunas y 15 policías a cargo del operativo de seguridad- hasta su finalización con resultado favorable al visitante por 4 a 1. “Inclusive terminó el partido y nos abrazamos más allá del resultado, fue un partido tranquilo con cánticos en las tribunas, nada más”, indicó uno de los jugadores del equipo local, a la vez dirigente del club.
Pero todo cambió cuando culminaron los 90’ de juego. Al momento que los hinchas de Villa Teresa salían del estadio y marchaban rumbo al puente que los conducía hacia la calle exterior, comenzó una pedrada por parte de hinchas de Oriental que obligó al repliegue de los montevideanos. Y sucedió lo peor. Seis disparos de arma de fuego se escucharon en la zona, y cayó abatido el fanático Marcelo López. Dos disparos en el tórax le quitaron la vida al ingresar al hospital de la ciudad de Las Piedras, y reanudó un debate en el país sobre la interminable violencia suscitada en torno a los encuentros deportivos.
El autor de los disparos fue identificado por ambas hinchadas, por las directivas de ambos clubes y hasta por la Policía, mientras se continúa con la búsqueda del arma homicida. Se apoda “El Rubio”, tiene 24 años de edad, y posee numerosos antecedentes penales a la vez que una causa abierta por estupefacientes. Ya había atentado contra otras hinchadas, un ómnibus que transportaban equipos y en ámbitos ajenos al deporte.
Los muertos en el fútbol uruguayo datan del año 1957, y continúan hacia la década del 90. En el año 2006 sucedió uno de los últimos episodios de sangre, mientras el más espeluznante se remite al año pasado cuando dos jóvenes parciales de un club de baloncesto fueron abatidos a disparos a la salida de un gimnasio, en la noche del barrio La Aguada de Montevideo. La muerte de López determinó la suspensión de la divisional B Aficionado del fútbol uruguayo en forma indeterminada.
El Mundo