terça-feira, 9 de novembro de 2010

Un alto funcionario argentino reconoce que la inflación afecta no sólo a los ricos

A estas horas, Alejandro Arlía debe de haber recibido innumerables llamadas telefónicas y más de alguna, a los gritos. Resulta que el secretario de Economía de la provincia de Buenos Aires desafió públicamente a un colega de más alto rango: el ministro nacional de Economía, Amado Boudou.
Este último había dicho la semana pasada, que en Argentina prácticamente no existe la inflación. Y que si la hubiera en grado mínimo, "sería más bien un tema que preocupa a la clase media-alta". Según Boudou, los que están dentro de ese segmento son responsables de que los precios aumenten (poquísimo) porque como tienen plata, convalidan los excesos del mercado. El clamor que surgió de la bancada opositora del Congreso, pidiendo su inmediata renuncia, no lo hizo ni pestañear a Boudou.
Otra cosa fue que un funcionario tan 'kirchnerista' como él, se atreviera a contradecirlo. "No hay que aceptar lo que no sucede pero tampoco se puede negar la realidad. Cuando tenemos un problema de precios, es evidente que los pobres se ven afectados", sentenció Aría.
A éste no se le puede encajar en la categoría de 'desestabilizador' ni de ignorante. El titular de la cartera económica en la provincia es presidente regional del Partido Justicialista (peronista) y ocupó un alto cargo en el Ministerio de la Producción bajo el mandato del difunto Néstor Kirchner. La puñalada que le asestó a su correligionario –y al Gobierno nacional- fue doble, al reconocer que la inflación existe y que sus efectos van más allá de los lujosos barrios residenciales de Buenos Aires.
El Mundo