sábado, 4 de dezembro de 2010

'Antes sólo hablaban de Brasil por fútbol y carnaval; ahora hablan casi todos los días'

A Luiz Inácio Lula da Silva le cuesta dejar el poder y se le nota. Pero al mismo tiempo se marcha satisfecho de la herencia que dejará a la próxima presidenta, Dilma Rousseff, y orgulloso del "optimismo" que emana de su pueblo. "En estos ocho años ha mejorado la imagen de Brasil. Antes sólo se hablaba del país cuando había fútbol o carnaval; ahora se habla casi todos los días", aseguró este viernes durante un encuentro con ELMUNDO.es y otros medios extranjeros en Río de Janeiro.
A cuatro semanas de su salida del poder, Lula hizo un balance positivo de su gestión al frente del gigante sudamericano. "No hemos resuelto todos los problemas, pero hemos dado pasos para hacerlo", afirmó el antiguo líder sindical. "Hemos hecho más que en ningún otro momento de la Historia", insistió en otro momento de la conferencia de prensa.
Lula se felicitó de haber demostrado que "cualquier brasileño" puede gobernar. "De lo que más me alegro es de haber probado cada día que era capaz de gobernar este país", admitió. "Tenía miedo de fallar y se lo decía a [mi esposa] Marisa. Porque si fallaba, nunca más un obrero podría ser presidente".

'No tengo planes'

El jefe de Estado saliente apenas se extendió al referirse a su futuro a partir del día de Año Nuevo, cuando Dilma se convertirá en la primera mujer que 'conquista' el Palacio de Planalto. "No tengo planes para 2011. No puedo dejar la Presidencia e inmediatamente desencarnarme del cargo el 2 o el 3 de enero", explicó Lula.
En cambio, sí se comprometió a "no competir no quien esté gobernando ni dar opiniones" sobre los movimientos políticos de su sucesora. "Sólo quiero volver a ser el Lula que era antes de ser presidente", zanjó.

Más allá de la transición

Además del relevo en Brasilia, Lula abordó cuestiones tan dispares como la elección de las próximas sedes del Mundial de fútbol, la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU o las filtraciones de WikiLeaks.
Respecto a la Copa del Mundo, el mandatario se mostró contento de que la FIFA haya "descentralizado" el torneo. "Rusia nunca había organizado una Copa, es justo que lo haga. Y también Qatar, que aunque sea un país pequeño tiene capacidad económica para organizarla", señaló.
En cuanto a la cita de 2014 en Brasil, el presidente prometió una organización "extraordinaria y ejemplar". "Espero que venga mucha gente para que vean de lo que somos capaces. Eso sí, lo que no puede pasar es que perdamos el Mundial aquí en casa. Eso sí que quería un desastre económico y un derramamiento de lágrimas", bromeó.

Reforma de la ONU

También opinó sobre el reciente respaldo del presidente de EEUU, Barack Obama, a la candidatura de la India para incorporarse al Consejo de Seguridad como miembro permanente. Para Lula, se trató sólo de "un acto de gentileza" equivalente a los que otros líderes, "incluido [George W.] Bush", habían tenido antes con Brasil.
En cualquier caso, el aún ocupante de Planalto volvió a defender la necesidad de introducir alteraciones en la composición del órgano de Naciones Unidas para dotarlo de "representatividad". "La gobernanza global está debilitada. Si queremos fortalecer el multilateralismo, debemos reformar la ONU", insistió.

La 'lección' de WikiLeaks

En cuanto a los cables del Departamento de Estado de EEUU filtrados por WikiLeaks, Lula restó importancia a la parte que toca a Brasil. "Quien debe estar muy preocupado es Obama", dijo. "Es una lección para que los embajadores presten más atención a sus telegramas. No pueden llegar al final del día y escribir cualquier cosa".
Al referirse a los documentos de Washington los que se criticaba la "inclinación antiamericana" de algunos miembros de su Gobierno, Lula se esforzó en dejar claro que la superpotencia sigue siendo "un socio excepcional y privilegiado" para Brasil. "No estamos de acuerdo en algunas cosas con ellos, como que impidan vender productos con piezas estadounidenses en Venezuela, pero no creo que exista antiamericanismo", concluyó. El Mundo