quinta-feira, 13 de janeiro de 2011

La escena del crimen: la habitación de un hotel de Nueva York

Durante el último mes se han producido dos crímenes que han sobrecogido a una ciudad acostumbrada a todo. Como sacado de una novela negra es el sangriento acontecimiento que tuvo lugar el pasado fin de semana, cuando un sexagenario periodista portugués fue torturado hasta su fallecimiento por un modelo de tan sólo 20 años. La habitación de un hotel neoyorquino, el Intercontinental de Times Square, fue el emplazamiento donde se produjo el sádico suceso en el que la víctima fue sodomizada sin compasión.
El 9 de diciembre, el exclusivo hotel Soho House, situado al oeste de Manhattan, se convirtió en la escena del asesinato de Sylvie Cachay, una diseñadora de bañadores cuyo cadáver apareció en la bañera de su habitación con signos de estrangulamiento. El principal sospechoso es el que era su novio, Nick Brooks, hijo de un oscarizado compositor de Hollywood, que proclama su inocencia.

Ante todo, discreción

Las paredes de los hoteles suelen guardar todo tipo de secretosdifíciles de sacar a la luz. La discreción de los trabajadores va implícita en su labor y pocas veces atienden a la prensa para recordar sucesos dramáticos que se han llevado a cabo en su interior.
"Uno no puede tirar piedras sobre su propio tejado", afirma un recepcionista español que lleva años trabajando en uno de los cientos de hoteles que pueblan la ciudad. La negativa de varios hoteles neoyorquinos a hablar sobre los crímenes acaecidos en sus espacios es manifiesta.
Pierden la memoria rápidamente cuando se les pregunta por sucesos como el ocurrido en abril de 2010, cuando un hombre de 39 años de edad saltó desde el piso 42 del hotel Le Parker Meridian, convirtiendo en testigos del suicidio a miembros del equipo de Baseball, Los Angeles Angels.
Unos meses antes de este suceso, una mujer de origen belga asesinó a su hijo de 8 años en la habitación del hotel de cinco estrellas The Peninsula, localizado en la Quinta Avenida. El pequeño apareció rodeado de cajas de pastillas y las autoridades encontraron a la mujer de 49 años con vida, después de haber intentado suicidarse.
El Departamento de Policía de Nueva York tampoco ofrece datos específicos de crímenes en hoteles. Tanto los crímenes sangrientos como los robos, que se producen con frecuencia, no quedan registrados ni abiertos a prensa y público.
En cambio sí se pueden conocer los datos de este tipo de sucesos a nivel general. También facilitan un listado sobre las precauciones que han de tener aquellos que se hospeden en hoteles. No quieren arriesgarse a que una fuente de ingresos tan importante como el turismo se vea afectada por este tipo de sucesos. Durante el 2010, los hoteles neoyorquinos tuvieron una ocupación del 85%, lo que supone que se hayan vendido 27,5 millones de habitaciones, un 5% más que en 2009, según datos ofrecidos por Colliers PKF Consulting.

'¡La he matado, no puedo vivir sin ella!'

Los hoteles de la ciudad de los rascacielos siempre han escondido turbias historias relacionadas con personajes públicos. Quizás una de las más recordadas de este tiempo sea el asesinato de Sid Vicious a su novia Nancy Spungen en el laureado en tantas ocasiones, Chelsea Hotel.
El 12 de octubre de 1978 el líder de los Sex Pistols lloraba por los pasillos del hotel mientras gritaba "¡La he matado, no puedo vivir sin ella!" Su adicción a la heroína contribuyó a que le clavara un cuchillo en el bajo vientre.
Incluso Vicious llegó a reconocer, "lo he hecho porque soy perro rabioso". Los que se alojaban en los cuartos contiguos a la habitación donde se produjo la escena del crimen no reaccionaron a tiempo, a pesar de los gritos que se oían en los últimos compases de la madrugada. El Mundo