"Huelen a cenicero cuando te los encuentras en el supermercado, se zampan una caja de 'Little Debbies' mientras estiran las piernas y ofrece nalabanzas al Señor por una camioneta sin neumáticos de recambio"... Hasta aquí, la definición del perfecto 'redneck' firmada por el incorregible Joe Bageant en 'Crónicas de la América Profunda'.
Aunque si hacemos caso al Simon and Schuster, los 'rednecks'(literalmente, 'cuellos rojos') son ni más ni menos que los "blancos incultos de las áreas rurales en los estados del sur". O, por así decirlo, "los americanos que se aferran Dios y a la pistolas" (parafrasenado al propio Obama).
Nosotros, por abreviar, vamos a dejarlo en 'paletos'... Y a mucha honra, porque se acaban de constituir en asociación: La 'American Redneck Society', con sede en Virginia y ramificaciones por todo ese 'continente perdido' que queda entre las dos costas.
"Los 'rednecks' nos distinguimos por el amor a nuestro país y por el respeto a los valores americanos", asegura el presidente de los 'paletos', Rob Clayton, que niega cualquier vínculo con el Tea Party, aunque no oculta su intención de crear un comité de acción política.
Aun así, su misión es más bien económica, convencido de la tremenda fuerza de los 'rednecks' (de 45 a 80 millones de norteamericanos) a la hora de 'votar' con la cartera. Por 20 dólares al año, el carné de 'redneck' permite grandes descuentos en las grandes superficies como K-Mart, Target y Costco.
Con el 10% del dinero de los miembros, Clayton aspira a crear la 'Redneck Scholarship Fund', para educar y dar empleo a las 'juventudes rurales', que hoy por hoy se debaten entre el paro y el Ejército.
Para pertenecer a la 'American Redneck Society', eso sí, hay que tener "sentido del país" y "sentido del humor". Y superar un pequeño y sencillísimo test, consitente en responder 'sí' al menos a una de las fatídicas preguntas:
¿Te gustan las pistolas?
¿Conduces una ranchera?
¿Apoyas a nuestras tropas?
¿Te gusta la música 'country'?
¿Eres capaz de arreglar cualquier cosa con cinta aislante?
Rob Clayton cumple con creces todos los requisitos, más la gorra de béisbol, los vaqueros, los tirantes y la pasión por las carreras de coches de NASCAR (otro gran aglutinante de los 'rednecks', además de la predilección por la cerveza Budweiser).
Las reivindicaciones sociales de los 'paletos' las dejamos para otro día. Nos quedamos con una última cita de Joe Bageant, que disecciona con el mejor humor (negro) las profundas contradicciones de sus paisanos de Virginia, el espejo al que se mira la América profunda: "Para cuando los miembros de mi tribu llegamos a los sesenta, parecemos una pandilla de batracios hipertensos de rostro sonrojado, pillados por sorpresa en un concurso de toses y gargajos". El Mundo