La canciller alemana, Angela Merkel, habló con una claridad no acostumbrada de una situación de "guerra" en Afganistán, durante su visita relámpago al país para saludar a las tropas germanas antes de la Navidad.
Merkel aterrizó esta madrugada en la localidad de Kunduz, en su tercer viaje al país tras los de 2007 y 2009, mantenido en secreto por motivos de seguridad.
"No sólo tenemos aquí una situación similar a la de una guerra, sino que estamos implicados en combates como los que hay durante una guerra", manifestó ante varios cientos de solados del campamento del Ejército alemán en Kunduz, en el norte del país.
"Para nosotros es una experiencia totalmente nueva, ya que sólo la conocemos por nuestros padres por la Segunda Guerra Mundial". Aunque entonces, matizó, Alemania era el agresor.
Antes de su discurso, la canciller se levantó para guardar un minuto de silencio por el soldado alemán de 21 años, cuyo fallecimiento se conoció durante la visita. Merkel habló de un "trágico accidente".
Un portavoz del Ejército informó en Postdam, cerca de Berlín, de que no hubo una situación de combate. El cabo de 21 años fue hallado gravemente herido por una bala en un puesto externo en la provincia de Baghlan y trasladado a la base de Pol-e-Khomri, pero falleció durante una operación de emergencia. Su familia ya fue informada y, en estos momentos, el incidente está siendo investigado.
"El motivo por el que estoy aquí es darles las gracias", aseguró a los soldados. Saben que esto es algo extremadamente difícil" que contribuye a la seguridad de Alemania. "Sin ustedes no podríamos vivir tan seguros y eso también debemos decírselo a todos", agregó.
Acompañada por el ministro de Defensa germano, Karl- Theodor zu Guttenberg, y del inspector general del Ejército alemán, Volker Wieker, Merkel recordó a los muertos en la operación afgana en un monumento conmemorativo en el campamento de Kunduz.
Merkel habló en el campamento con soldados que participaron en la ofensiva del mes pasado en el convulso distrito de Char Darah. En los cuatro días de duros combates los talibanes fueron expulsados del sur del distrito.
El Ejército alemán tiene destinados 4.600 soldados en el país asiático, donde han muerto 45 de sus efectivos. Casi 30 de ellos fallecieron en combate o atentados y nueve en lo que va de año. En enero, el Parlamento alemán decidirá sobre una nueva prolongación del mandato para la operación, que permite enviar hasta 5.350 soldados.
A diez años del comienzo de su misión en Afganistán, se espera que a principios de 2011 los primeros soldados abandonen el país. La intervención es cada vez más impopular entre la sociedad alemana. "La población ve esta operación en parte con escepticismo, pero pese a ello está orgullosa de ella", señaló Merkel. El Mundo