domingo, 2 de janeiro de 2011

El primer Gobierno de Dilma... ¿o el tercero de Lula?

Luiz Inácio Lula da Silva ha insistido hasta la saciedad en que el Gobierno de Dilma Rousseff debía hacerse "a imagen y semejanza" de la nueva presidenta brasileña. Así lo proclamó nada más acabar las elecciones de octubre: "Sólo ella puede decir a quién quiere y a quién no". Sin embargo, las buenas intenciones que anunciaban las palabras del ex jefe de Estado parecen haber durado menos que el agua en una cesta de mimbre. Basta con ojear por encima los nombres anunciados por su sucesora para comprobar que, por mucho que el poder haya cambiado oficialmente de manos, la columna vertebral permanece prácticamente inalterada en el primer Gabinete de Dilma. O el tercero de Lula, según quiera interpretarse.
Es cierto que entre los casi 40 ministerios o cargos con rango equivalente que componen la Administración hay caras nuevas, como la de Antonio Patriota, que ganará un peldaño en Exteriores para reemplazar a Celso Amorim. Pero al mismo tiempo, en torno a la mitad de los elegidos ya trabajaba para el anterior Ejecutivo o llegó a hacerlo en algún momento de los últimos ocho años.
Entre los intocables destacan los dueños de dos carteras de peso, Hacienda y Defensa, en ambos casos sin que Dilma estuviera demasiado convencida de mantenerlos. Al frente de la primera seguirá Guido Mantega, en el cargo desde 2006 y defendido por el presidente como la garantía de prolongación de las políticas económicas que permitirán cerrar el año con un crecimiento superior al 7%. En la segunda, el veterano Nelson Jobim continuará encargándose de los asuntos militares con la tarea pendiente de cerrar la adquisición de 36 cazas franceses, suecos o estadounidenses.
Pese a antiguas discrepancias con la futura presidenta, permanecerá también en su asiento el ministro de Educación, Fernando Haddad. Del mismo modo que sobrevivirán a la transición los responsables de Trabajo, Carlos Lupi, de Medio Ambiente, Izabella Teixeira, y de Deportes, Orlando Silva, así como el abogado general de la Unión, Luís Inácio Adams. El Mundo