"El pueblo ha hecho caer al régimen", "El pueblo y el Ejército son uno", coreaba la muchedumbre que trata de acceder a la plaza de la Liberación (Tahrir), epicentro de las propestas que tras 18 días han hecho caer el régimen del presidente Hosni Mubarak.
La euforia se repite por todo el país. Los egipcios llenan las calles celebrando la noticia de que el presidente Mubarak ha renunciado.Lloran, se abrazan, agitan banderas, bailan en corros... El Cairo, Alejandría y otras ciudades están llenas de coches tocando las bocinas y con sus ocupantes agitando banderas. "Hurra por Egipto", gritan.
En la capital, miles de personas se dirigen a la plaza Tahrir para celebrar la caída del rais en este simbólico lugar, donde nada más conocerse la renuncia estalló la euforia entre la multitud allí congregada.
"Soy uno de los que ayudó a echarlo. He estado fuera durante 17 días. El futuro de Egipto está ahora en manos del pueblo", decía el cantante Hani Sobhy, de 31 años, en la plaza, donde los allí reunidos corean "Dios es el más grande". "Hemos hecho algo sin precedentes en 7.000 años. Hemos acabado con el faraón. Egipto es libre. Nunca volverá a ser lo que era. No lo permitiremos", decía Tareq Saad, un carpintero de 51 años, también apostado en Tahrir.
"Hoy comienza una nueva República. Soy feliz", aseguraba en la plaza el joven Mustafa Aid. A pesar de lo conseguido, Aid cree que "la gente se quedará aquí por lo menos hoy y mañana [por este viernes y este sábado] para celebrar y para garantizar que el Ejército comienza una transición democrática".
Concentración masiva
"A Tahrir, a Tahrir" gritan los manifestantes ante el edificio de la televisión estatal. "Soy egipcio, orgulloso de ser egipcio", claman ante el palacio presidencial.
"Gracias a dios. Yo estaba desempleado por su culpa, la vida era horrible. Ahora comenzaré mi vida. Uno puede respirar", explicaba Ahmed, de 35 años, ante el palacio presidencial. "Gracias a dios, gracias a dios. La injusticia se ha ido y todo será mejor. Si no, saldremos y pediremos más cambios. Suficiente, Hemos puesto fin a la injusticia", decía Reda Alrouby, propietario de una panadería, ante el palacio.
La concentración en Tahrir se prevé masiva, pues la plaza ya está abarrotada y son miles las personas que se dirigen en estos momentos hacia allí andando, corriendo o en coche, sin dejar de gritar y de tocar las bocinas de los vehículos.
"¡Está fuera y nosotros dentro!", "El pueblo ha acabado con el régimen", gritan los ciudadanos, mientras se felicitan unos a otros. El Mundo